El rencor, nos suele reconciliar con la bestia que todos llevamos dentro…
Nada, es lo que parece, y todos, tenemos percepciones que nos hacen creer u olvidar “para siempre”…
Nuestra mejor y más mortífera aliada, la única y poderosa arma que al final nos queda a todos, es la indiferencia. Satisface mucho más que el rencor y causa un terrible daño a nuestro enemigo.
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