Creo en Dios Padre, en Mozart y en Beethoven.
así como en sus discípulos y en sus apóstoles.
Creo en el Espíritu Santo y en la Verdad del Arte,
único e indivisible.
Creo que este Arte procede de Dios y vive
en el corazón de todos los Hombres.
Creo que quien ha paladeado una sola vez
sus sublimes dulzuras, se convierte a él
y jamás será un renegado.
Creo que todos los Hombres pueden
alcanzar la felicidad por medio de él.
Creo que en el día del Juicio Final
serán afrentosamente condenados todos los que
en esta Tierra se hayan atrevido a comerciar
con este Arte sublime al cual deshonran
con su maldad de corazón y su grosera sensualidad.
Creo que por el contrario, sus fieles discípulos
serán glorificados en una esencia celeste y radiante,
con el brillo de todos los soles,
en medio de los perfumes y los acordes más perfectos,
y que estarán reunidos por toda la Eternidad
en la Divina Fuente de toda Armonía.
¡Ojalá me sea concedida tal gracia! Amén."
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